Según un estudio de la Universidad de Pensilvania, para el cual analizaron 500 casos, consideramos más atractivos los rostros que vemos con mascarilla que los que vemos completos. Esto es porque nuestro cerebro tiende a rellenar la información que no tiene, y suele hacerlo de la mejor forma posible. Estoy seguro de que según lees esto, te está viniendo a la cabeza alguien que solamente conoces con parte de la cara tapada. Y si lo analizas, seguro esa persona te parece que es guapa.
Pero este fenómeno ni es exclusivo de este mundo pandémico que estamos viviendo, ni se centra solamente en rostros humanos. En muchas situaciones que tenemos en nuestra vida, cuando no tenemos toda la información necesaria, solemos completarla con imágenes positivas. Ser optimista no está mal, nos ayuda a enfrentar problemas con una actitud diferente, que en muchas ocasiones suele ser fundamental para salir adelante y resolverlos de la mejor manera. El problema viene cuando tomamos decisiones trascendentales en nuestra vida basándonos principalmente en esas imágenes positivas creadas por nuestro cerebro.
Así han terminado fracasando muchos negocios, esperando que su nivel de ventas fuera mucho más alto de lo que era posible siquiera producir previamente, o confiando en que sus costos de producción serían más bajos de lo que resultaron. Recuerdo perfectamente en un trabajo que estuve hace muchos años, que me promocionaron a jefe de ventas: antes de comenzar en ese nuevo puesto, me crucé con mi superior por un pasillo, y me dijo: "vas a conseguir treinta ventas al día, ¿verdad?". Me escuché diciendo "por supuesto". Con el paso del tiempo, me di cuenta de lo difícil que era llegar a ese objetivo.
Sin embargo, estamos acostumbrados a escuchar el mensaje de que "puedes lograr todo lo que te propongas", "lo importante es la actitud" o "la confianza lo es todo". Sí, la actitud es muy importante, y la forma como enfrentamos nuestros problemas puede marcar la diferencia. Pero no lo es todo. Si no se tiene la información necesaria, una imagen realista de las situaciones a las que nos enfrentamos y una estrategia con objetivos definidos y alcanzables, lo más probable es que la actitud se quede solo en buenas intenciones.
Y como dice el dicho mexicano: "de buenas intenciones están llenos los panteones".